La madera es el material más noble que existe, tanto por contar con una gran calidad y presentación como por su procedencia natural, evitando el paso por procesos industriales. Sin embargo, su presencia y duración está en grave peligro por diferentes agentes externos que pueden afectar de manera negativa y dramática a su estructura.

Desde Curvados Sanchis, queremos ofrecer esta información para que los muebles fabricados con este material puedan formar parte de los hogares y locales comerciales mucho tiempo, evitando los ataques que puedan dañarla. Además de los factores físicos y químicos, como son los daños mecánicos, la luz ultravioleta, la corrosión y la degradación química, existen algunos seres vivos que reciben su alimento o lo utilizan de vivienda de la propia madera.

Estos son los ataques biológicos más habituales que suelen sufrir nuestros muebles de madera.

1. Las bacterias

Estos diminutos organismos celulares tienen la capacidad de infectar la madera no tratada y expuesta a ambientes y a entornos con un exceso de humedad. Su ataque ocasiona el ablandamiento y la permeabilidad de la superficie de este material, aunque se trata de un procedimiento extremadamente lento.

2. Los hongos

Como sabemos, los hongos se alimentan de la madera, se desarrollan adherida a ella, mediante una red microscópica, utilizando agujeros o perforando la pared celular de la madera. De nuevo es la exposición a la humedad (y también a la temperatura) la que produce este ataque biológico. Los más comunes son el moho, el hongo de la mancha de albura, o blue stain, y el hongo de la pudrición, con sus variantes parda, blanca o de la pudrición suave.

3. Los escarabajos

Del orden de los coleópteros son los insectos de mayor tamaño que afectan de manera notable a la madera. Aunque la mayoría de los escarabajos actúan únicamente atacando a la madera viva de los árboles, no es extraño que sus daños prosigan posteriormente. No en vano, la temida carcoma (quera) son las larvas de algunos de estos insectos. Algunos de los más extendidos son los escarabajos pulverizadores de madera (anóbidos, bostíquidos y lictidos).

Los bupréstidos, también conocidos como escarabajos de cabeza plana o perforadores metálicos de la madera, rara vez se localizan en los muebles, ya que su preferencia son los árboles, que los usan para completar su ciclo vital. De este tipo nos encontramos con los escarabajos de cuernos largos o escarabajos longicornios y el Dendroctonus ponderosae.

4. Las termitas

Las más temidas y abundantes de las 6 órdenes de insectos que atacan a la madera. Alrededor de 2000 especies de termitas se distribuyen por el mundo, siempre que la temperatura anual sea superior a los 10º C, atacando a la mayoría de las maderas existentes. Con el avance de las poblaciones humanas y la tecnología, estos insectos han conseguido desarrollarse en zonas más frías al acomodo de los sistemas de calefacción desarrollados por el hombre. Las termitas, en cualquier caso, sí que necesitan que la madera posea cierto grado de humedad, el suficiente alimento y, también, altos niveles de oxígeno y dióxido de carbono. Las más comunes son las termitas subterráneas, las termitas de la madera húmeda y las termitas de la madera seca. En cualquiera de estos casos, estos animales sociales se organizan en clases, cada una con una misión (soldados, obreras y reina) y todas con el objetivo de apoyar al líder de la colonia en su propósito de poner huevos.

5. Las hormigas carpinteras

Menos conocidas y completamente diferentes a las termitas, pues usan la madera como hogar y no como alimento, aunque su organización sí es bastante parecida a la de las termitas. Toda la organización social gira en torno a la reina. Cuando la colonia crece, también lo hace el nido, causando graves daños internos a la madera, sea esta la que sea, árboles o construcciones humanas sin tratar.

Las abejas carpinteras

Al igual que las hormigas, estos insectos voladores solo necesitan de la madera para construir sus refugios y como criaderos. Su sistema consiste en la fabricación de un túnel a lo largo de las fibras de la madera, creando profundas galerías que pueden llegar a medir entre 13 y 46 cm de largo, con un ancho de 0,8 a 1 cm. Aunque, por regla general, actúan en coníferas vivas, se les ha encontrado atacando maderas que han sido tratadas con arsenicales inorgánicos

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