Es muy habitual que los curvados que presentamos en nuestras creaciones sean idóneos para el mobiliario de una casa de campo, rústica, con ecos de tradición y artesanía. Sin embargo, para que las sillas, bancos, balancines, perchas y mecedoras que producimos estén bien acompañadas, no está de más saber cómo amueblar estas casas y crear un entorno único, acogedor y atractivo.
La calidez que proporciona la madera es, quizás, el valor más común que se suelen encontrar en los más variados diseños decorativos en este tipo de viviendas. Del mismo modo, es importante el uso de los muebles de este material para crear espacios comunes, que es otra de las líneas que suelen compartir.
A partir de estos dos fundamentos, el material a utilizar, es decir, la madera y la forma de distribución, pensando siembre en la convivencia, estas son las claves a las que se suele recurrir para que nuestras sillas curvadas encuentren buena compañía.
1. El salón, el punto de encuentro
Es tradición que el eje sobre el que pivota toda la vida y mobiliario que se encuentra en el salón de una casa de campo sea el fuego que produce la chimenea. Tanto la elección y distribución de los estantes, como las mesas, el sofá, sillas, mesas… se van resolviendo teniendo este punto como referencia. Es el encargado de crear comodidad y relajación, de producir un entorno agradable en el que pasar veladas de charlas y comidas. Las alacenas, aparadores, bibliotecas y mobiliario de más volumen deberán ser siempre en madera para crear el conjunto que se espera en este tipo de viviendas, de este modo, no desentonará la decoración, posibilitando un entorno estético agradable y armónico.
2. El Color
Siempre en busca de efectos que ofrezcan calma, tranquilidad, relajación y que sea siempre acogedor a sus habitantes, el color crudo que ofrece la propia madera o toda la paleta de colores claros, cuantos más cercanos al blanco mejor, es una presencia constante.
Los tonos arena, amarillo pálido, grises, beige o blanco roto… con esta gama de colores se consigue claridad, luminosidad, sin llegar a la estridencia, permitiendo, además, la presencia de objetos naturales, como el barro, las fibras, el mimbre e incluso los hierros con aspecto oxidado y, sobre todo, con plantas de todo tipo para ofrecer un aspecto final vivo y saludable.
3. La textura
Pocos son los que prestan la atención debida a este elemento. Pero, para un entorno, sobre todo uno como es el que está relacionado con el campo y, por ende, con la naturaleza, la textura debería cobrar la misma importancia que el color. Con texturas provenientes de tejidos naturales, como la lana, el lino o el algodón, la decoración quedará mucho más compacta, sumando matices que marcarán la diferencia y crearán el entorno ideal para la desconexión y la paz que se requiere de estas viviendas. Del mismo modo y buscando iguales experiencias, los sofás deberán de ser mullidos, las alfombras acolchadas…También es habitual dejar las vigas vistas con sus formas brutas, la piedra natural o el ladrillo en paredes, con la finalidad de aportar texturas bastas que aportan calidez y dejan bien claro que se trata de una vivienda rural, que es lo que al final otorga el encanto y la magia.
4. El material
Aunque ya se ha hablado de este tema, bien merece la pena incidir en la importancia de los materiales naturales. Como no podía ser de otra manera, es la madera la protagonista indiscutible. Sin embargo, este material noble invita con sorprendente elegancia las más diversas interpretaciones, formuladas solas o en compañía de la piedra o el ladrillo visto, y demás elementos de la construcción. En este sentido, pocas piezas son más características y decorativas que las vigas de madera, más aún si estas son originales.
5. Las puertas y las ventanas
A la hora de elegir elementos arquitectónicos tan importantes como las ventanas y las puertas, se debe insistir en utilizar la madera, nada de aluminio o hierro, aunque puede acompañarse con forja desde la parte exterior. En cualquier caso, las más adecuadas para una casa de campo deberán ser de madera robusta, basta y cruda como las que más personalidad y carácter ofrezcan al resto de la vivienda.